El domingo
a la noche soñé con flores gigantes, calas y otras que no sabría nombrar, de
muchísima altura, cinco o tal vez diez metros. Yo iba en un auto junto a
alguien que tampoco sabría definir. Enseguida descubrí que el tallo de esas
flores sobrenaturales crecía enroscándose sobre sí mismo, como algunas
enredaderas. Me levanté sospechando una interpretación obvia.
Pero esta
semana me propuse un desafío: viviré como un hombre. Haré la prueba de tener
mente varonil. Viviré desafectada, despreocupada y desinteresada de mis propias
acciones. Si aplano a un mismo nivel mi pensamiento y lo compacto, tal vez
logre eliminar los bordes rugosos. Mercedes ya me lo dijo: no se puede estar en
2 lugares a la vez. Y esa costumbre de estar acá pero ser también mi propia
policía, ¿será un mal de nosotras? Ante los conflictos, buscaré respuestas
siempre afuera y en ultimo lugar pensare en la posibilidad de mi
responsabilidad. Me concentraré plenamente en mis tareas, maximizando
esfuerzos. No olvidaré mis compromisos afectivos pero seré yo quien marque los
tiempos del deseo. La libertad es sagrada.
Día 1 con
mente de varón: fallé en todo.
Día 2: algo
sentí en el nivel del relajamiento. Concentrarme poseída en la jardinería tuvo
el efecto de suspender las sirenas de vigilancia.
Día 3: tuve
una recaída grave y como consecuencia tomé unas 40 gotas de valeriana que
surtieron efecto mientras manejaba.
Día 4:
anestesiada. Cansada de luchar. Esperé un mensaje todo el día. En ese sentido,
fallé otra vez. En la cama no me podía dormir por la rabia.
Día 5: Ser
varón me cuesta mucho. Mi sentido del abandono no me permite descuidar a nadie.
Mis niveles de atención están repartidos en demasiados planos. Como un animal
de muchas cabezas. Mi sentido del compromiso es demasiado grande. Eso atenta
contra mi desafío.
Día 6:
Ingenua y desprevenida.
Día 7: Flaqueo,
pierdo el rumbo.
Día 8: Mal
no me siento.
Día 9: Es
imposible
Día 10: ¿Si
cambio el objetivo? Ser alguien es dificilísimo.
Día11: Abandono.
Los
resultados que obtuve: un brevísimo desprendimiento, pero más que nada
fracasos. Fue desde el vamos un reto absurdo. Debí haberme propuesto otra cosa,
si yo había soñado con flores.
Los
resultados que me hubiera gustado poder presumir: elaboré teorías difíciles
para justificarme. Practiqué el desapego. No escuché lo que me decías, me distraje.
Usé mi cuerpo con soltura, sin disimulo. Intenté hacer como que no pasa nada.
Me sentí dueña. No pensé antes de hablar ni pesé las palabras. Pasé por alto los
que consideré detalles. Me moví en el terreno de lo real. Fui pragmático y seductor.
Tuve miedo pero no lo dije. Le di entidad a lo me pareció y desestimé lo que
consideré menor. Por un momento me sentí intranquila, pero rápido pasé a otra
cosa y desapareció. Quise ser otro y no me animé.
Algunas de las cosas de la lista del final son difícil aún "siendo" hombre...
ResponderEliminarSaludos,
J.