domingo, 29 de septiembre de 2019

Un desafío


El domingo a la noche soñé con flores gigantes, calas y otras que no sabría nombrar, de muchísima altura, cinco o tal vez diez metros. Yo iba en un auto junto a alguien que tampoco sabría definir. Enseguida descubrí que el tallo de esas flores sobrenaturales crecía enroscándose sobre sí mismo, como algunas enredaderas. Me levanté sospechando una interpretación obvia.
Pero esta semana me propuse un desafío: viviré como un hombre. Haré la prueba de tener mente varonil. Viviré desafectada, despreocupada y desinteresada de mis propias acciones. Si aplano a un mismo nivel mi pensamiento y lo compacto, tal vez logre eliminar los bordes rugosos. Mercedes ya me lo dijo: no se puede estar en 2 lugares a la vez. Y esa costumbre de estar acá pero ser también mi propia policía, ¿será un mal de nosotras? Ante los conflictos, buscaré respuestas siempre afuera y en ultimo lugar pensare en la posibilidad de mi responsabilidad. Me concentraré plenamente en mis tareas, maximizando esfuerzos. No olvidaré mis compromisos afectivos pero seré yo quien marque los tiempos del deseo. La libertad es sagrada.

Día 1 con mente de varón: fallé en todo.
Día 2: algo sentí en el nivel del relajamiento. Concentrarme poseída en la jardinería tuvo el efecto de suspender las sirenas de vigilancia.
Día 3: tuve una recaída grave y como consecuencia tomé unas 40 gotas de valeriana que surtieron efecto mientras manejaba.
Día 4: anestesiada. Cansada de luchar. Esperé un mensaje todo el día. En ese sentido, fallé otra vez. En la cama no me podía dormir por la rabia.
Día 5: Ser varón me cuesta mucho. Mi sentido del abandono no me permite descuidar a nadie. Mis niveles de atención están repartidos en demasiados planos. Como un animal de muchas cabezas. Mi sentido del compromiso es demasiado grande. Eso atenta contra mi desafío.
Día 6: Ingenua y desprevenida.
Día 7: Flaqueo, pierdo el rumbo.
Día 8: Mal no me siento.
Día 9: Es imposible
Día 10: ¿Si cambio el objetivo? Ser alguien es dificilísimo.
Día11: Abandono.
Los resultados que obtuve: un brevísimo desprendimiento, pero más que nada fracasos. Fue desde el vamos un reto absurdo. Debí haberme propuesto otra cosa, si yo había soñado con flores.
Los resultados que me hubiera gustado poder presumir: elaboré teorías difíciles para justificarme. Practiqué el desapego. No escuché lo que me decías, me distraje. Usé mi cuerpo con soltura, sin disimulo. Intenté hacer como que no pasa nada. Me sentí dueña. No pensé antes de hablar ni pesé las palabras. Pasé por alto los que consideré detalles. Me moví en el terreno de lo real. Fui pragmático y seductor. Tuve miedo pero no lo dije. Le di entidad a lo me pareció y desestimé lo que consideré menor. Por un momento me sentí intranquila, pero rápido pasé a otra cosa y desapareció. Quise ser otro y no me animé.